Actualmente, podríamos decir que hay dos corrientes que dividen la industria textil, y cada vez la diferencian más: Artesanía e Industria
La artesanía, sector en auge, había quedado obsoleta hace unos años. Ahora vuelve a ser «IN» saber coser, tricotar, hacer ganchillo, en definitiva, todo lo que sabían hacer nuestras abuelas como algo normal y tarea habitual.
Desde hace un año, en el barrio en el que vivo, en Barcelona, veo proliferar tiendecitas que ofrecen artículos para elaborar artesanía, y los cursos para aprender se realizan en la trastienda. Y cada vez más a menudo sé de algún blog en Internet que comparte ideas con los que, como yo, somos fans de las manualidades y la artesanía, estén relacionadas con el textil o no.
Seguramente, como todo, es discutible pero para mí, la artesanía es un término medio entre el diseño y el arte.
Por supuesto, la tecnología no ha llegado ni llegará a la artesanía. Se puede mecanizar algún proceso o utilizar algún material que originalmente se produce a gran escala para formar piezas de forma artesanal pero, en el momento en que se mecaniza el proceso…se pierde el encanto y entonces se convierte en Industria.
Si os fijáis un poco, las marcas de lujo cada vez más a menudo introducen en sus colecciones productos “handmade” (bufandas, jerseys, bolsos y/o detalles de bordados manuales en prendas industriales…). Eso le da valor añadido al producto, exclusividad y, por lo tanto, un target de precio más alto.
Leía hoy una noticia de la marca Louis Vuitton, por lo visto han realizado de “forma artesanal” un baúl de tamaño gigante y lo han expuesto en la Plaza Roja de Moscú para promocionar la marca entre los nuevos multimillonarios moscovitas. La anécdota: parece ser que este baúl, que en realidad es un pabellón de 30 metros de largo por 9 de alto, tapa la vista de las cúpulas de la catedral de San Basilio. Eso ha indignado al Kremlin y la retirada del baúl será inminente.
Por si no llegáis a leer la noticia aquí tenéis una foto:
Pero a lo que iba, si bien queda claro que artesanía y tecnología estarían enfrentadas, en la industria textil la tecnología puede ser un gran aliado. Por ej.: las impresoras digitales para tejido. Sinceramente, me horroricé la primera vez que vi un estampado digital hace ya unos cuantos años…pero es cierto que han evolucionado mucho, han mejorado en calidad y en las posibilidades de bases de estampación. Ahora veo las posibilidades que está abriendo esta tecnología a, por ejemplo, nuevos diseñadores que, sin tener muchos clientes, necesitan innovar en la estampación pero no llegan a los mínimos de metros que la industria les pide.
Os cuento que, entre otras cosas, estoy colaborando con Mª Jesús Gotor en una pequeña parte de su nuevo proyecto. Mª Jesús es diseñadora y artesana de su bisutería. Además tiene una tienda en Madrid a la que ha llamado Nuez y, gracias a la impresión digital, está produciendo a pequeña escala fulares especiales y exclusivos que, por cierto, vende muy bien.
Otro ejemplo: los nuevos software de patronaje que aportan más precisión, mayor productividad. Y el más extraordinario para mí hasta la fecha: la impresora en 3D. Aunque no sabemos cuál será su evolución, os paso un link que habla de una marca de San Francisco que imprime en 3D bikinis y corpiños.
Supongo que el tacto no será el mismo que el de una buena lycra pero se están haciendo incluso zapatos…
¿Qué os parece?